El 5 de Junio del 2013 el periódico Inglés The Guardian reportó que la Agencia Nacional de Seguridad estaba recolectando metadata de millones de dispositivos móviles en Estados Unidos y el mundo. El debate en EEUU se ha centrado en buena parte en la naturaleza de la información colectada y la sensibilidad de esta. Un reporte reciente de investigadores de la Universidad de Stanford mantiene que la recolección de esta información puede llevar a la identificación de patrones sensitivos a la privacidad de los ciudadanos.
La iniciativa de Ley de Telecomunicaciones presentada por el Presidente Enrique Peña al Senado, contiene artículos que formalmente aprueban la recolección de esta información sensible. Este es un hecho sin precedente y preocupante. La plasticidad y dinamismo de Internet dependen en buena medida en la confianza que tienen sus usuarios sobre la información que intercambian. Es cierto que, aunque estamos conscientes de los riesgos de usar internet (robo de datos, de identidad, etc) al final del día decidimos engancharnos en las interacciones resultantes de ese entorno estimulante del debate. Pretender sistematizar y legalizar la recolección de información en masa de millones de mexicanos que ya usan Internet es un problema de política pública que atenta contra las promesas de Internet, en específico una plataforma libre, sin censura en la que la voz de Emilio Azcárraga tiene el mismo valor que la de un ciudadano de a pie.
Es positivo ver las protestas que han surgido en los últimos días en contra del proyecto de Ley. Aunque éstas se han centrado en las provisiones de Internet, el proyecto entero contiene puntos preocupantes para la autonomía del Instituto Federal de Telecomunicaciones como ha sido señalado por los especialistas. Es por eso que el proyecto debe de entrar en una revisión profunda que cuente con la participación de expertos, técnicos y la sociedad civil.